Publicada originalmente en agosto de 2016
Hoy acabo de encontrar la noticia en la prensa venezolana de la captura de Giomar Cartagena Alcántara, conocido como el Monstruo de Parque Caiza. Giomar, junto a sus cómplices, asesinó a disparos a su exnovia y a la madre de ésta, disparándolas y luego las prendió en fuego. Sus cadáveres fueron abandonados en el terreno baldío de Parque Caiza. Inmediatamente recordé al personaje de Margarita Lambert en The Night, la novela del venezolano Rodrigo Blanco Calderón. En efecto, Blanco Calderón se basó en los crímenes de Parque Caiza para escribir un pasaje de su libro, cambiando los nombres y relacionando al suceso con otros personajes de la novela. El crimen parece haber sido muy sonado en Venezuela cuando ocurrió, en el año 2010, pero en aquél entonces ya me encontraba viviendo en Alemania y por lo tanto no lo tenía en mi memoria y sólo lo conocía a través del libro, que tuve la fortuna de leer el pasado junio.
The Night es una novela que juega entre la ficción y la realidad. En sus páginas se mezclan crímenes sonados de Caracas de los últimos 15 años, dejando un sabor a descompuesto, de lo que es la sociedad caraqueña hoy en día. El Parque Caiza se transforma en una especie de epicentro de la maldad, ya que también allí fue encontrado el cadáver de Roxana Vargas (en el libro con el nombre de Rosalinda Villegas), cuya historia y la de Edmundo Chirinos (con el nombre de Edmond Montesinos) pasa a engranar a esa pequeña colección de horrores que es la novela. También aparecen en el libro el Monstruo de los Palos Grandes e incluso Joao de Gouveia, el infame asesino de la Plaza Francia. El hilo conductor de la novela es la intención de uno de sus protagonistas, Matías Rye, de escribir una novela titulada justamente «The Night», con la cual pretende instaurar un estilo de literatura llamado realismo gótico. Como todas las grandes novelas, The Night se referencia a sí misma y es un libro dentro de otro libro. El libro que su personaje pretende escribir se convierte en el libro donde vive el personaje. En cuanto al género de realismo gótico, no sé si sea un nuevo género, pues sospecho que las novelas de Cormac McCarthy sean lo más cercano a tal denominación.
Uno de los puntos clave de la novela es el reproche que se le hace a la generación pasada o quizás a la élite venezolana, cuando uno de los personajes, ante los casos del Monstruo de los Palos Grandes (hijo de Germán Carrera Damas, ex-rector de la Universidad Nacional Abierta) y de Edmundo Chirinos (ex-rector de la Universidad Central de Venezuela), pronuncia la frase «hemos sido criados por asesinos». Estos dos casos tan sonados en la psiquis venezolana son muestra de que, al parecer, la cultura no nos salva de la violencia: quienes deberían ser los encargados de iluminar el camino al resto de la sociedad están también infectados con la plaga de la violencia que nos está destruyendo. Sin embargo, Blanco Calderón agrega poco después que «sí, hemos sido criados por asesinos» y más tarde «¿y si nosotros también somos asesinos?», insinuando una culpa compartida por todos, no sólo de las élites o de las generaciones pasadas.
El otro gran hilo de la novela, el cual el propio autor dice que le sirvió para darle estructura al libro, es la biografía de Darío Lancini, maestro de los palíndromos (palíndromos son aquellas frases que se pueden leer al derecho y al revés, como por ejemplo «arde ya la yedra», el equivalente en palabras a lo que son las cifras capicúas). La entera segunda parte de la novela es dedicada a las vivencias entre Venezuela y Europa de Lancini, la cual resulta mucho más contemporánea de lo que uno se imagina, ya que se describe al exilio de los venezolanos comunistas durante la época de Rómulo Betancourt: los padres de la generación que hoy en día está en el poder en Venezuela y a su vez someten al exilio a quienes no están de acuerdo con la Revolución Bolivariana.
Por todos es conocida la célebre frase de la película The Third Man, pronunciada por el personaje encarnado por Orson Welles: «Recuerda lo que dijo no sé quién: en Italia, en treinta años de dominación de los Borgia, hubo guerras matanzas, asesinatos… Pero también Miguel Ángel, Leonardo y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron quinientos años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? ¡El reloj de cuco!» Quizás en esta Venezuela tan convulsionada de los últimos años, puedan surgir más obras de arte como The Night.